Autor: Josué David Berrú Negrete
A propósito de la pandemia mundial de la COVID-19, los gobiernos han implementado una serie de medidas sanitarias y económicas para enfrentar la expansión de la enfermedad.
Algunas de ellas han incluido la cuarentena y estrategias epidemiológicas para la contención del virus. El cierre de la economía y el crecimiento exponencial de la patología, han supuesto una serie de cambios en las vidas de la población. En el caso ecuatoriano; el alto porcentaje de trabajo informal y la falta de cobertura de la seguridad social, recrudecen la precariedad de las condiciones de vida de amplios sectores (Mideros, y otros 2020, 1).
En base a este breve contexto preliminar, busco explorar las afectaciones en la vida cotidiana de varios actores por medio de un acercamiento etnográfico a sus realidades y experiencias. Con este propósito, he planteado la siguiente pregunta de investigación:
¿cómo ha cambiado la pandemia la cotidianidad de los individuos en el contexto del confinamiento en cuanto a la posibilidad de sostenimiento de sus condiciones materiales de vida y de salud? Para responder a esta interrogante, se realizará una reflexión teórica alrededor del tema y se la nutrirá de los insumos obtenidos en la investigación etnográfica a través de dos técnicas: la observación participante y la entrevista semiestructurada.
Recojo las narrativas sobre la experiencia de individuos que han atravesado la pandemia en una situación de confinamiento. Pretendo acercarme a un entendimiento situado de los impactos que la crisis sanitaria ha tenido en sus cuerpos y subjetividades, considerando el punto de vista de los participantes como relevante para evidenciar fenómenos de calibre social (Villegas y Gonzáles 2011, 2). Las fuentes de investigación constituyen las notas de un diario de campo que consta de cinco entradas en donde recojo mis observaciones sobre la vida en el confinamiento junto a la persona con quien vivo. Además, el trabajo estará basado en el análisis etnográfico de entrevistas semiestructuradas a mi conviviente y a otros participantes entrevistados por estudiantes de la cátedra de métodos de análisis cualitativo de la Maestría en Género y Desarrollo de FLACSO Ecuador. En primer lugar, se abordará la temática de los trabajos de cuidado. Posteriormente, se analizarán los impactos más relevantes en la salud y bienestar de los participantes para finalmente ofrecer algunos puntos de cierre que concluyan la reflexión.
Trabajo de cuidados y sostenimiento de la vida
Las labores domésticas o trabajos de cuidado hacen referencia a las distintas actividades que son necesarias para el sostenimiento de la vida de un individuo y las personas con las cuales este se interrelaciona. Estas tareas incluyen los oficios de limpieza, la preparación de alimentos y las estrategias de cuidado emocional mutuo (Herrero 2011, 38). Dada la histórica división sexual del trabajo, han sido las mujeres quienes han asumido la mayor parte de estas tareas. En épocas de ajuste estructural en Latinoamérica; que resultan en políticas de austeridad y desmantelamiento de los servicios del Estado propias del neoliberalismo, es sobre este sector de la población que se pone un mayor peso para subsanar la ausencia de redes de cuidado comunitarias y estatales. De hecho, las mujeres emplean más tiempo preparando alimentos y cuidando a los enfermos, para ahorrar dinero y evitar cubrir estas necesidades en el mercado, usualmente a costa de su propia ingesta de calorías y cuidado (Chant y Craske 2003).
La entrevista de Nancy Carrión (2020) fue realizada a una niña de 10 años, habitante de Nono, que es una parroquia rural de Quito, y da cuenta de cómo opera en su familia la división sexual del trabajo. La repercusión principal de la pandemia en su vida ha sido la interrupción de la asistencia a la escuela, lo que ha significado que su experiencia de aprendizaje resulte poco gratificante: “solo nos preguntan de cosas que todos sabemos […] La mayoría es solo copiar, cosas fáciles y que ya sabemos”1. Ella relata que son su madre y hermana las encargadas de la preparación de los alimentos, mientras su padre y hermano salen a trabajar en el campo a trabajar la tierra y cuidar de los animales. Su hermana le brinda apoyo en la realización de las tareas escolares2.
Desde una realidad distinta, tenemos el caso de Natalia 3, una joven mujer soltera que actualmente tiene un trabajo estable. Vive junto a una compañera de departamento y apoya económicamente a su familia. Afirma sentir gran responsabilidad de velar por su familia debido a haber accedido a mejores oportunidades de trabajo. Al respecto de las formas en que cuida a su familia menciona: “…a través de llamadas telefónicas, pues no vivimos en la misma ciudad. Les digo que utilicen mascarillas, que no salgan, no hagan fiestas. Además, los ayudo económicamente” 4. Este fragmento me permite evidenciar de manera situada como las personas han desplegado una serie de estrategias de apoyo comunitario, para ejercer tareas de cuidado y sostenimiento en medio de la coyuntura sanitaria.
Mi realidad en tanto hombre joven y estudiante de posgrado a tiempo completo, ha sido también atravesada por cambios que han reconfigurado mis modos de gestionar la vida. A raíz de la suspensión de clases presenciales en la universidad que estudio y la necesidad de ahorrar dinero, decido mudarme junto una persona con quien mantengo una relación cercana, para optimizar gastos y auxiliarnos mutuamente. A las responsabilidades particulares, se suman las tareas y trabajos de cuidado que requerimos realizar. Para hacerlas más llevaderas, hemos llegado a acuerdos con el fin de afrontar estas cargas que toman tiempo importante del día y se vuelven tediosas. El acuerdo “ha considerado las habilidades que cada uno dispone” (Diario de Campo, 12 de junio de 2020) para la diferenciación de las tareas. Las que mayor malestar nos causan son limpieza de la casa y el protocolo de desinfección de los alimentos e insumos posterior a su compra. Este ha sido el cambio más sustancial en la dinámica de los trabajos domésticos causados por la pandemia: el incremento de los procedimientos y del tiempo dedicado a la limpieza de cada artículo; algo que antes de la crisis sanitaria no se hacía con la misma exhaustividad ni ocupaba tanto tiempo.
Este es el caso de la participante entrevistada por Yajaira Ponce (2020). Relata que, a las rutinas cotidianas, se le han incrementado una serie de procedimientos de bioseguridad antes de salir y el uso artículos de protección como mascarilla y guantes. Destaca la extrañeza con que esto ha irrumpido en la cotidianidad y cómo ha sido necesario cambiar hábitos incorporados en la mente y el cuerpo: “¿Cosas que antes eran inconscientes, sabes? Que uno hace normalmente, por ejemplo, estás ahí esperando el bus y te arrimas, estás esperando un taxi y así pero ahora ósea estamos pendientes de no hacer eso” 5. Las irrupciones de las medidas de prevención sanitaria irrumpen en los hábitos diarios construidos a lo largo de la vida de los sujetos y requieren la planificación y reconfiguración de las rutinas cotidianas.
Desempleo, crisis económica y afectaciones a la salud
Hasta principios del mes de junio el Ministerio de Trabajo registraba 49733 actas de finiquito de contratos, excusados bajo motivos de fuerza mayor o de caso fortuito. La Ley Humanitaria aprobada por la función legislativa establece el acuerdo entre empleadores y trabajadores para la puesta en marcha de despidos, modificaciones en la jornada laboral y la reducción de la remuneración, lo que ha causado la precarización de sus condiciones de vida. La carga horaria del trabajo se ha incrementado, las compensaciones se han reducido y se han despedido a más de 150 000 personas (Ruiz 2020).
Este fenómeno atraviesa la realidad de mi entrevistado. Patricio 6 es un hombre joven de 26 años, oriundo de Guayaquil e ingeniero agrónomo de profesión. Vive en Quito desde enero del 2019 y luego de pocos meses de haber llegado a la ciudad, nos conocimos y desarrollamos una relación cercana. Se trasladó a Quito para trabajar en una institución pública que le otorgó estabilidad laboral y solvencia económica por más de un año. Sin embargo, poco antes de la explosión de la crisis sanitaria, fue despedido y su cargo fue entregado a otras personas como pago de un compromiso político por parte de altos funcionarios de la institución pública donde trabajaba. La corrupción al interior del gobierno no es un fenómeno reciente, sin embargo, la crisis la ha incrementado.
Aunque su despido antecedió a la coyuntura actual, el encontrar otra fuente de trabajo ha sido hasta ahora imposible, por la crisis económica. Esto tiene implicaciones en el sostenimiento material de sus condiciones de vida, pero también en su salud y bienestar físico y emocional. Al respecto Patricio menciona:
Lo que ha cambiado cuando salí del trabajo tuve que depender de mis ahorros. Algo de lo que no estoy muy estresado porque sé que voy a conseguir trabajo pronto, pero sí estresa ese pensamiento de “se te va a acabar la plata”7.
Su situación de desempleo implica afectaciones a nivel de su salud física y emocional, que se evidencian principalmente en la falta de estructura en el manejo del tiempo y la preocupación sobre el bienestar a futuro: “Si yo llegué a la pandemia medio descuadrado del tiempo, ahora no diferencio las horas” 8, afirma. El ejercicio de observación participante me permitió explorar cambios en sus dinámicas de comportamiento y de salud en general, como pude atestiguar en una mañana en la que Patricio despertó con dolor de cabeza, dolor de estómago y dolor muscular. Aunque el nerviosismo y ansiedad de apoderaron de mi ante la mera posibilidad de que haya contraído la COVID-19, tiempo después nos daríamos cuenta de que se trataba de síntomas de somatización del estrés y ansiedad producidos por el confinamiento y su situación de desempleo. Así, se videncia cómo la pandemia ha tenido el potencial de afectar también, nuestra salud física y emocional ya que estos cuadros de nerviosismo por la posibilidad de contagio y de hipocondría al respecto, se han vuelto frecuentes a lo largo de la cuarentena en mi experiencia personal, lo que me ha llevado por ejemplo, a retomar un proceso de psicoanálisis personal como estrategia de afrontamiento (Diario de Campo, 01 de julio de 2020).
Conclusiones
La vida en el confinamiento ha afectado de manera diferenciada a distintos sujetos, matizados en sus realidades por sus condiciones sociales y de género y por las estrategias de afrontamiento que han podido acceder de acuerdo a sus recursos económicos y sociales. Tal como lo menciona Latour (2008), la exploración etnográfica del campo de lo social; entendido como compuesto por elemento heterogéneos que pueden ser individuales y/o colectivos, es una tarea de reasociación y ensamblado de la complejidad de manifestaciones y experiencias que componen lo social.
Por medio de la exploración de distintas experiencias situadas alrededor de las afectaciones que la pandemia ha supuesto en las dimensiones más íntimas de las personas; reflejadas en su manera de gestionar la preparación de los alimentos, el aprovisionamiento, los hábitos de higiene y la consecuencias en la salud física y mental que supone el enfrentarse a una crisis sanitaria, es posible tener una idea más compleja y encarnada de lo que a nivel social supone la crisis de los cuidados y la precarización de las condiciones de vida. Ante esto, estrategias individuales y comunitarias de afrontamiento de las repercusiones de un fenómeno global que toca el cuerpo y subjetividad de las personas, emergen y se ponen en marcha.
(1) Entrevistada, entrevista por Nancy Carrión, 27 de junio de 2020, Quito.
(2) Entrevistada, entrevista por Nancy Carrión, 27 de junio de 2020, Quito.
(3) Pseudónimo
(4) Natalia, entrevista por Andrea Barrera, 09 de junio de 2020, Quito
(5) Entrevistado, entrevista por Yajaira Ponce, 11 de julio de 2020, Quito.
(6) Pseudónimo del entrevistado 1
(7) Patricio, entrevista por Josué Berrú, 08 de julio de 2020, Quito.
(8) Patricio, entrevista por Josué Berrú, 08 de julio de 2020, Quito.
Lista de Referencias
Chant, Sylvia, y Nikki Craske. 2003. Gender in Latin America. Londres: Latin America Bureau.
Herrero, Yayo. 2011. «Propuestas ecofeministas para un sistema cargado de deudas.»
Revista de Economía Crítica, nº 13 : 30-54.
Latour, Bruno. 2008. Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red.
Buenos Aires: Editorial Manantial.
Mideros, Andres, Nora Fernández, Francisco Granda, y Jackeline Contreras. 2020. «Crisis Económica y Pandemia COVID-19 en Ecuador 2020.»Boletín de coyuntura 2020- 01 (Instituto de Investigaciones Económicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador4),: 1-8.
Ruiz, Gabriela. 2020. «¡Octubre volverá! La Covid-19 recrudeció la crisis de desempleo en Ecaudor .»»Open Democracy. 03 de junio de 2020. https://www.opendemocracy.net/es/octubre-volver%C3%A1-la-covid-19- recrudeci%C3%B3-la-crisis-de-desempleo-en-ecuador/ (último acceso: 19 de Julio de 2020).
Villegas, Margarita, y Fredy Gonzáles. 2011. «La investigación cualitativa de la vida cotidiana. Medio para la construcción de conocimiento sobre lo social a partir de lo individual.» Psicoperspectivas. Individuo y Sociedad X, nº 2: 35-39.